La gente de Daedalus



Si algo define a los habitantes de Daedalus, es su sentido intrínseco de independencia y de autosuficiencia. Es una ciudad de supervivientes, visionarios y emprendedores. Son esta clase de personas las que empujan la ciudad en sus habituales conflictos. Esto hace que amen el progreso y el desarrollo, además de volverlos pasionales en la consecución de sus objetivos y muy abiertos de mente ante nuevas ideas y culturas. Aunque esto también tiene su vertiente oscura, esa misma pasión ha marcado la historia de la ciudad con decenas de luchas y guerras civiles, cuyas heridas, sobre todo tras la guerra del Ahorcado, aún persisten. Por si fuera poco, los maravillosos descubrimientos científicos y geográficos con los que los estudiosos sorprenden a la ciudad cada poco tiempo, a nada les saben al pueblo llano pues, por un lado, son muy pocos los que disfrutan de esos avances y, por otro lado, esos increíbles avances los han insensibilizado ante las maravillas que presencian, siempre se quiere más.

Sus calles, alumbradas por la pálida luz de las farolas de gas, son un auténtico crisol de estilos y culturas. Obreros, con sus desgastadas camisas de pana se mezclan con auténticos dandys de la moda, para los cuales nada es demasiado estrambótico. Muertos vivientes mezclándose con Faes, demonios bebiendo codo con codo con humanos. Salvajes bárbaros de las estepas cruzándose con intelectuales de las múltiples academias de la ciudad.

Para una persona de clase media o baja, el día a día suele ser invariable, sea de la raza que sea. La mayoría trabajan en las enormes factorías de la ciudad, como operarios en el puerto o como artesanos y mercaderes. La contaminación es un grave problema, y un observador casual podría apreciar grandes similitudes entre una ciudad del siglo XIX de nuestra era y Daedalus, envueltas en el smog negro y los residuos taumatúrgicos como consecuencia de la acelerada revolución industrial contínua.

La tecnología, aunque fundamentada en el motor de vapor, se entremezcla con las fuerzas mágicas propias del Plano. La ciencia que estudia esta unión entre tecnología y magia se denomina Taumaturgia, cuyos principales integrantes forman parte del Gremio, muy celoso con estos avances. Esta fusión ha dado lugar a grandes maravillas, como colosales barcos vaporeros, enormes autómatas inteligentes o fuentes de energía casi ilimitada. Los avances en este campo se suceden a una velocidad vertiginosa y hay una enorme competencia por conseguir el próximo logro. El último y más sonado logro ha sido la creación de una vida artificial consciente de sí misma, Dédalo 3, un autómata del Gremio diseñado por su Gran Magus, Jann Liefendahl.

Por supuesto, como en toda ciudad, no faltan los buscavidas, mercenarios, aventureros y demás personajes de mala vida. El gobierno es bastante permisivo con estas actividades. Las bandas son muy frecuentes y muchas de ellas han alcanzado cierta relevancia. La mayoría de la lucha por el “territorio” es ignorada mientras no afecte a los ciudadanos o las propiedades de la ciudad (de la gente rica, entendámoslo). Muchos de estos jóvenes formaran las fuerzas de defensa de la ciudad en caso de amenaza externa, así que es una buena forma de ahorrarse el adiestramiento marcial de sus soldados.

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